
A la obsesión le salen dedos
en los días de tediosa calma.
Los dedos se multiplican,
te caminan
y tienen nombres,
varios, o quizás uno,
por lo general uno.
Y no hablan,
no hablan
sino que hacen
(nada de hablar).
Exploradores
excavadores,
degustadores,
a veces se pierden,
se pierden con gusto en las oscuridades
y excavan y excavan,
perdidos,
divertidos,
mojados
del vapor de las caverna.
Los llama la respiración
y el latido de la bestia
que vive en la parte más profunda de la caverna.
Si tuvieran dientes morderían,
si tuvieran garras rasgarían,
pero no desfallecen
y horadan en la oscuridad
buscando una respuesta
en los meandros de la muerte,
alegría eterna e instantánea
que se nombra orgasmo.
2 comentarios:
caramba!
Hola, leí esta entrada y no dudé en hacerme seguidor...muy buen blog :D.
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